Presumía de ser perra, resulté más tonto.

Es verdad, soy todo un perro. Un perro que no se cansa de olfatear tu aroma,
que junto a la luna te aulla y te llora. Soy ese perro que gruñe cuando se siente intimidado,
indefenso; siente celos. Es verdad que por tí me vuelvo perro,
que por ti se alborota el instinto, que te sigo y te persigo jadeante, sin sentido. Sólo mírame fijamente pensando en lo perverso, y yo me vuelvo perro.

En cambio, tú eres perra.